¿Recuerdas cuánto tiempo tardaste en abrir tu establecimiento para vender al público? Da igual a qué sector te dediques. Desde una floristería a un supermercado, montar un negocio en torno a la venta de bienes es todo un ejercicio de paciencia, habilidad y persistencia.

Dar el salto a hacer eso mismo, pero por Internet, suele darnos un poco menos de vértigo. Además, montar un punto de venta nuevo (en este caso digital), pero partiendo de un punto de venta físico que ya funciona parece una gran idea.

Y lo es.

Un comercio online que depende o que surge a partir de un establecimiento físico en funcionamiento se puede aprovechar de muchas sinergias de su “hermana offline”, como es el hecho de tener un catálogo de productos construido, una negociación con los proveedores ya consolidada y un conocimiento del mercado y de los clientes. En ese sentido, no parte de cero, que es un problema para muchos de los ecommerce que nacen sin tener un base previa.

Independientemente de las razones por las que se haya puesto en marcha, tu online, desde el momento en que nacen, tienen las mismas posibilidades de salir adelante y cumplir sus objetivos. Porque este es el primer aspecto a tener en cuenta: no vale eso de “abro la tienda online y a ver qué pasa”. Generalmente a esa frase le suele acompañar otra: “total, no tengo nada que perder”. Aunque tienes más cosas que ganar, si no le pones unos objetivos y otras cosas, podrás perder, como mínimo, un tiempo valioso que podrías haber dedicado a mejorar tu tienda física.

¿Qué necesito para dar el salto y llevar mi tienda a Internet?

En el caso de la venta por Internet, cambiamos el alquiler o compra de un local por el pago de un hosting. A efectos prácticos, debemos entender esta “apertura” como eso, una apertura. No abrirías un local comercial sin por ejemplo, un suministro eléctrico ¿verdad?

Como tampoco deberías abrir una tienda online sin conocimientos de marketing digital. Si vas a dirigir una página web, tienes que saber cómo funciona la venta online o será muy difícil controlar el proceso. Poner en marcha campañas, saber qué acciones funcionarán mejor o ser capaz de optimizar tu presupuesto de publicidad serán tu día a a día con la tienda online.

También tienes que prestar atención a la logística. Ten en cuenta que habrá una distancia física entre tu tienda y tu cliente. Cosas como la atención telefónica o por email, gestión de devoluciones, reparaciones… te pueden consumir tiempo y tal vez debas dedicar algo más de tiempo a la comunicación con tus clientes. No pierdas de vista la importancia del coste de envío a la hora de tomar la decisión de compra porque te puedes llevar una sorpresa.

Importante tener un plan de marketing, diferenciado en la medida de lo posible del de tu tienda física. Aunque se parezca en casi todo, captar clientes por Internet no funciona igual que hacerlo con la gente que pasa por delante de tu tienda. Por ello, las promociones que actives o la publicidad que hagas tiene que responder a ese objetivo que has fijado inicialmente. A esto te pueden ayudar las herramientas de analítica disponibles. Porque si una ventaja tiene el mundo digital es que casi cualquier cosa que hagas puede ser medida

Precisamente por la importancia de que los planes se cumplan, otra cosa que tienes que tener es tiempo. Paciencia con los resultados porque no siempre son inmediatos. Precisamente la ventaja de montar tu web de venta si tienes un establecimiento físico que ya vende es que no tendrás esa presión de ventas inmediatas. Dedica tiempo a aprender cómo se comportan tu clientes y a entender qué técnicas de venta y promoción te pueden funcionar mejor.

Lo que no vas a necesitar es suerte. Porque con un buen trabajo, una buena formación y la dedicación necesaria, la tienda que tienes en mente acabará dando sus frutos.