• UPTA reivindica el uso del tiempo como un derecho universal en su estudio sobre la racionalización de los tiempos de trabajo

Así lo demuestra el último estudio realizado este año por UPTA “La Racionalización de los tiempos de trabajo, la conciliación y la igualdad II”, subvencionado por la Dirección General de Trabajo Autónomo, que recoge la opinión de más de 3.000 personas autónomas y que pretende continuar con la investigación realizada durante el año 2019, sobre los tiempos de trabajo, su racionalización y su vinculación con la conciliación laboral, familiar y personal de los/las trabajadores y trabajadoras autónomos/as y de las pequeñas empresas, analizando la experiencia de este colectivo en relación a los usos del tiempo, la corresponsabilidad y la conciliación durante el confinamiento, observando la gestión del tiempo y el cambio de perspectiva en el concepto usos del tiempo, que ha provocado el confinamiento.

A pesar de que las horas destinadas a la actividad profesional entre los/las trabajadores/as por cuenta propia se han reducido con la pandemia y tan solo el 33% de los/las autónomos/as trabajan más de 40 horas semanales, los/las trabajadores/as por cuenta propia, siguen dedicando más tiempo a la semana a trabajar que las personas trabajadoras por cuenta ajena.

Antes de que la COVID-19 condicionase por completo la vida socioeconómica mundial, casi el 50% de los/las autónomos/as trabajaba más de 40 horas semanales mientras que el 44% restante lo hacía entre 20 y 40 horas. Ahora, la situación ha cambiado, y más del 50% de los/las trabajadores/as por cuenta propia atiende su negocio entre 20 y 40 horas a la semana, siendo únicamente un 33% de ellos, los que trabajan más de 40 horas.

Sobre el modelo de organización de la jornada laboral en el trabajo autónomo, en su mayoría, el colectivo se organiza mediante una jornada partida, es decir, por la mañana y por la tarde con una pausa de, al menos, dos horas para comer, y así lo confirmaban el 43% de los/las autónomos/as encuestados/as antes de la COVID-19. Tras la pandemia este modelo de jornada laboral, ya sólo lo utilizan un 39%. La jornada intensiva también desciende en porcentaje de usuarios/as después del confinamiento.

Por otro lado, tenemos otro factor influyente en este estudio que son las horas de descanso de los/las autónomos/as. Un claro ejemplo es la hora de la comida durante los días laborales, que continúa siendo un reflejo de los horarios tardíos que tenemos en España. La franja horaria comprendida entre las 14h y las 15h, sigue siendo el momento que suelen elegir la mayoría de los/las autónomos/as para realizar la pausa de la comida, una práctica que no ha quedado atrás con la pandemia y que acostumbra a contradecir los horarios del almuerzo de la mayoría de los países europeos.

En cuanto al horario de finalización de la jornada laboral de los/las autónomos/as, observamos dos variantes. Antes de la pandemia, un 37% de ellos, afirmaba que su horario de salida se situaba entre las 18h y las 19h, mientras que sólo un 30% salía de su trabajo después de las 19h. Esto nos lleva a afirmar que más de un 60% de las personas entrevistadas trabajaba más allá de las 18h. Tras la COVID-19, esta situación ha experimentado un ligero cambio en lo que se refiere a aquellos/as trabajadores/as que finalizaban su horario laboral después de las 19h. Durante la primera ola de la pandemia, el uso de esta franja horaria descendió en un 15%, y en la situación actual lo ha hecho en un 22%.

No obstante, dadas las restricciones llevadas a cabo por los distintos Gobiernos autonómicos y locales para frenar los contagios, podemos deducir que favorecen, en cierto modo, a que los/las trabajadores/as por cuenta propia gocen de una mayor flexibilidad horaria.

Finalmente, la hora de la cenar y de dormir, marcan de nuevo la diferencia con la mayoría de los países europeos, ya que cenamos y nos vamos a dormir mucho más tarde que el resto de los países de la UE. Cabe pensar que es una práctica arraigada en la cultura española, a la que contribuye el “el prime time” de los canales de tv, obras de teatro, cines y el ocio en general. Influidos en parte por estas costumbres, la mayoría de las personas trabajadoras autónomas cenan entre las 21h y las 22h, siendo únicamente durante el confinamiento, el momento en el que la cena se realizaba un poco más temprano. Sin embargo, más del 80% de las personas sondeadas afirman irse a dormir entre las 23 h y la 1 de la madrugada.

Las conclusiones de este estudio sobre “La Racionalización de los tiempos de trabajo, la conciliación y la igualdad II” en el colectivo, deberían tener una traslación efectiva en el cambio de las conductas del trabajador/a por cuenta propia, y gracias a ellas poder conciliar los intereses productivos con la vida familiar y privada. Para que esto suceda, es necesario avanzar sobre la forma de ajustar los tiempos, como repartir mejor las tareas familiares y domésticas, como incorporar hábitos saludables en las comidas, en la práctica del deporte y en las horas de sueño y de descanso. Para lograr estos objetivos es fundamental el apoyo que nos prestan las nuevas tecnologías a la hora de ahorrar tiempo conectando así, con lo que proponen los Objetivos de Desarrollo de la Agenda 2030.

Por otra parte, UPTA alerta de los riesgos de pasar del trabajo presencial al “presencialismo digital” y advierte que este proceso de digitalización exige de mejores herramientas y normativas específicas para garantizar una desconexión digital efectiva.

Eduardo Abad, presidente de UPTA, “Es necesario garantizar planes específicos para una mayor gestión del tiempo de trabajo. Siendo España un país con bajos índices de productividad, y largas jornadas de trabajo, la transformación digital es fundamental. Esto nos abriría las puertas a la evolución y creación de nuevos modelos de negocio, es decir, transformar el modo que los autónomos tienen de llegar a sus clientes y de prestar sus servicios. Para un mayor aprovechamiento de las tecnologías y la digitalización en el trabajo autónomo, se necesitan nuevas formas de asociación y colaboración que amplíen las perspectivas económicas. En un mundo cambiante la respuesta de los/las cotizantes al RETA deberá ser la de adaptarse a dicho cambio”.

Concluye Abad, “El factor tiempo ha de ser un elemento de libertad. Porque así garantizamos unas sociedades más eficientes y productivas, más igualitarias y saludables,  en definitiva, más felices”.