La tendencia desastrosa que se está repitiendo en las series de afiliación al RETA en los últimos años en el sector, y la aceleración que se ha producido este año 2022, nos hace temer una situación similar o peor en el 2023.

La concentración del sector comercial en grandes distribuidores está acabando con el comercio de proximidad.

Las propias marcas fabricantes son las primeras en propiciar esta situación, han preferido implementar sistemas de venta on-line directa a seguir vendiendo el producto a los comerciantes tradicionales.

Además, han decidido poner en marcha prácticas mafiosas con el pequeño comercio, exigiéndoles condiciones exorbitantes para poder vender sus productos.

Los ejemplos más claros se producen en el textil y calzado, que sufren en primera persona estas prácticas de dumpin empresarial.

Las mismas prendas, o el calzado que suministran los fabricantes a estos establecimientos, son vendidas por ellos mismos en sus webs a un precio inferior al de compra de estos comerciantes.

La cadena de valor que se produce cuanto un artículo elaborado en fábrica se distribuye a través del pequeño comercio está absolutamente rota, por el único fin de concentrar el mercado en las grandes distribuidoras o fabricantes.

Es desolador ver las calles de nuestros pueblos y ciudades inundadas de carteles con “se traspasa negocio”.

Las administraciones de las CCAA y el Ministerio de Industria siguen mirando para otro lado, sin poner freno a este atropello.

Eduardo Abad, presidente de UPTA, “no podemos consentir que la distribución de bienes y productos de consumo caiga en manos de oligopolios, estamos condenando a miles de familias al cierre de sus negocios, por ello UPTA pedirá modificaciones urgentes en la normativa reguladora de la distribución, esta situación es inadmisible.”