¿Necesitamos los autónomos mejorar nuestra marca personal para mejorar en nuestra actividad? En el momento en que decidimos convertirnos en profesionales independientes, para ofrecer nuestros servicios a otras empresas o a particulares, nos convertimos nosotros mismos en el producto. En el caso de los profesionales del sector servicios esto es más claro aún.
Que alguien deposite su confianza en otra persona para que le arregle el coche, le ponga un empaste o le defienda en un juicio se basa en el principio de la confianza. Lo que un autónomo del sector servicios vende no se parece a un producto, pero podemos pensar en ello como si lo fuera. ¿Qué espera un cliente que compra un producto físico? Por ejemplo, un coche. Compramos un coche para que cumpla una utilidad funcional, como es el desplazamiento, pero al mismo tiempo está cumpliendo otra serie de funciones, de manera más o menos directa. Nos da tranquilidad porque dispone de elementos de seguridad. Pero también estamos pagando por el tiempo que nos vamos a ahorrar comparado con otros medios de transporte colectivo. O puede que estemos pagando un poco más para quedarnos con el prestigio que da poseer un coche de una u otra marca.
Cuando se contrata a un profesional autónomo, se buscan beneficios similares. Por supuesto, hay un componente práctico. Tener a alguien de confianza para que nos corte el pelo o nos maquille es un ahorro de tiempo y nos da la confianza de tener un resultado final satisfactorio. ¿Y el prestigio de marca? ¿Trabajar con un profesional concreto y no con otro tiene un componente similar al de conducir un coche de lujo?
Antes de responder a estas preguntas (aunque te imaginarás la respuesta…), vamos a pensar en cómo un profesional autónomo puede mejorar su marca personal, y conseguir así el reconocimiento de sus clientes y ser capaz de estimular la demanda.
La regla es muy básica: tienes que ser el o la mejor profesional que puedas en tu área. Fórmate, aprende, aporta soluciones que otros no ofrecen. Pero lo más importante: te tienes que asegurar de que tu público conoce esas ventajas que ofreces. En este sentido, deberías considerarte como una marca que hay que promocionar, de forma que el posible cliente te conozca y te otorgue los valores de confianza, prestigio o seguridad que necesita para tomar la decisión de trabajar contigo.
Tener tu propia página web, con un blog donde puedas demostrar que posees la experiencia y los conocimientos necesarios para que el cliente quiera contratar tus servicios es vital para diferenciarte en un entorno en el que cada vez la competencia aumenta y las posibilidades de destacar dependen de que tengas una buena historia que contar y encuentres el canal por el que hacerlo. Otras herramientas como un canal de vídeo o de podcast son excelentes alternativas porque te permiten un contacto casi directo con tus posibles clientes.
Las ventajas que puedes obtener con un buen trabajo de tu marca personal son tan positivas como:
- Ofrecer un motivo por el que los clientes quieran contratarte.
- Destacar por encima de la competencia.
- Conseguir más exposición por viralización de tus contenidos.
- Aumentar tus ingresos: un mayor prestigio de tu marca personal puede permitirte subir tus tarifas.
- Ofrecer confianza. Romper barreras de entrada.
- Llegar a nuevos públicos.
Por ello, no dejar de formarte y de compartir conocimiento no sólo te hará ser mejor profesional sino que hará que cada vez más gente lo sepa. Sin duda, una inversión a medio plazo que seguro que rentabilizas.